Por Cindy, de www.theveilofchastity.com
Traducido por www.atitelodigolevantate.blogspot.com con permiso de la autora.
¿Soy una prioridad en su vida o simplemente una opción?
Prueba y error
He recibido recientemente un email de una chica haciendome un
cumplido que me causó un poco de gracia. Me decía: “Nunca aprendí todas esas
perlitas de sabiduría que parecieras conocer intuitivamente en lo que respecta
a tratar con hombres y encontrar al indicado.”
¡Oh!, no tienen nada de intuitivo esas “perlitas de
sabiduría” que comparto en este blog. A todas y cada una de ellas las he
obtenido por “prueba y error”. Mayormente error. Las comparto con ustedes no porque crea que así evitarán el sufrimiento que causan esos errores, sino porque podrán ser capaces de atar cabos
y autocorregirse cuando erren.
Si te he ilustrado aquí una imagen de mi vida amorosa que
haga parecer que fue todo “intuitivo” (lo cual significa “sabido
automáticamente”), entonces te debo unas disculpas. De toda la correspondencia que
recibo de ustedes, mis lectoras, no ha habido nada que me sorprenda. En esas cartas,
comparto anécdotas privadas que no comparto en
público en el blog porque son en cierto modo bochornosas! Espero que mis
respuestas irradien tanto compasión como el mensaje de que es completamente
normal que tengas deseo de ser amada y, de que tus “errores” no son nada nuevo.
Entonces, volviendo a la pregunta inicial: ¿Soy una prioridad en su
vida o simplemente una opción?
5 años – Puf!
Déjame empezar contándote una historia. No he incluido ni
siquiera en mi libro este particular aspecto de mi vida que considero
representa para mí una gran tontería de mi parte. Aún miro hacia atrás y me pregunto
por qué permanecí en una relación tanto tiempo. Lo único que puedo decir
al respecto fue que no tenía otra opción. O al menos eso pensaba. Quién sabe
cómo mi vida hubiera transcurrido de haberme hecho a mi misma la pregunta de
arriba y luego haber actuado con la sabiduría que la respuesta me revelaba.
Siento vergüenza mientras escribo, pero ahí va: Comencé a
salir con un chico cuando yo tenía 25. Vamos a llamarlo John. La ruptura final
sucedió cuando yo tenía casi 30. Hubo aproximadamente 5 rupturas dentro de esos
5 años. Ahora, tené presente que yo estaba alejada de mi fe y no estaba viviendo
una vida sacramental en Cristo. Estaba en la búsqueda de Dios, pero a mi
manera. Tenía un par de problemas por mi manía de querer controlar todo,
sobre la que estuve trabajando, y la cual empezó en la universidad y se
extendió hasta mis veintitantos. Permanecer en una relación con John
solo agudizaron esos problemas en mi
cabeza y en mi corazón.
El patrón de ruptura era así: Después de romper, él me
buscaba y yo aceptaba que nos reconciliáramos, pero luego él me trataba como una opción.
Yo me ponía mal, entonces le cortaba. El me contactaba y utilizaba su encanto
para convencerme de darle otra oportunidad. Y así se repetía el proceso.
Me amaba, pero no lo suficiente
Con John nos conocimos en la universidad cuando ambos estábamos
saliendo con otras personas. Su ruptura y la mía sucedieron alrededor del
mismo momento y … adivina!, comenzamos a salir. Él vivía aproximadamente a una
hora de distancia y en ese entonces las llamadas telefónicas
resultaban costosas. Por lo tanto, que él me llamara me hacía sentir especial, pero no sentía
que me llamara con la frecuencia suficiente.
Nos veíamos los fines de semana. Pero NO TODOS los fines de
semana. Llamativamente, yo conocía a su familia muy bien pero él
había visto a mi familia solo un par de veces. Su familia vivía en la misma
ciudad que yo, entonces a él le resultaba cómodo incluirme en ese aspecto de su
vida. Sin embargo, hubo veces en que él había visitado a su familia y ni siquiera
me había hecho saber que había estado en la ciudad. Ouch! Hora de romper.
Yo no era una prioridad
Mi compromiso con la Castidad fue puesto a prueba
severamente, pero fue al mismo tiempo una muy efectiva prueba de fuego. Yo
sabía en mi interior que el matrimonio era lo único que podría justificar un
acto tan íntimo; sabía que si compartía eso con él y él al final no se
casaba conmigo, el costo sería enorme, perjudicándome sobre todo a mí misma.
Durante este tiempo, vi a otros conocerse y casarse. Podía
ver una marcada diferencia, podía ver que yo estaba siendo tratada como una
opción y no como una prioridad y eso me volvía loca. Entonces, le remarqué
esto a John. El se mostró herido y confundido de que lo que él me estaba
ofreciendo no fuera suficiente. Pero él sabía que yo tenía razón.
Había todo tipo de excusas: la distancia, el trabajo, su
carrera, su inmadurez. Mirando hacia atrás, él era algo inmaduro, pero es
interesante cómo, la chica que salió con él después de mí, de alguna manera le
curó esa inmadurez. Él la convirtió en su prioridad y se casó con ella.
Mis perlitas de sabiduría
Esta relación no saludable realmente me marcó. Continué
saliendo con otros chicos después de John pero me tomó muchos años para que el
Señor me sanara. No le echo la culpa a John, me la echo a mí misma.
Pero los errores resultaron en perlas. Después de John,
podía detectar fácilmente cuándo me estaban tratando como una opción los
chicos con los que salía. Estaba capacitada para atar cabos y autocorregirme.
No fue hasta que conocí a Gregg (mi esposo) que me di cuenta
como se veía y se sentía el ser
considerada una prioridad. No había excusas, no había decepciones. Cada
oportunidad para pasar el tiempo juntos era capitalizada al máximo. Y, esas
oportunidades requerían un avión y pedir licencia en el trabajo. No había nada
cómodo en eso.
Gregg nunca se aburría de llamarme. Él amaba conversar
conmigo por teléfono porque amaba mi voz. Conocí a su familia y él a la mía.
Conocí a sus amigos y él a los míos. Él estaba orgulloso de tenerme como novia
y demostró la madurez necesaria como para ir conduciendo las cosas hacia el
matrimonio. Sacrificó su vida para unirse a la mía.
__________
Entonces, te aliento a hacerte esta pregunta
acerca de tu actual relación de pareja: ¿Eres una prioridad o simplemente una
opción? Si eres simplemente una opción, rompe y no mires atrás. No retrases tu
oportunidad de ser tratada como una prioridad por el hombre correcto. No ates
tu corazón a un hombre que podría usarte o abandonarte. Mantené tu corazón libre para que
así el Señor pueda entrar en tu vida y entonces puedas hacer Su voluntad.
Mantené santas tus emociones para no profundizar las heridas del enojo, la
desconfianza, la autoinculpación y la decepción. ¡Deja que el Señor convierta
tus errores en perlas preciosas!
Dios te ama y te bendice,
Cindy
Artículo original aquí
Muchas gracias; este blog contiene excelentes aportes para que las mujeres corrijan errores basándose en lo más importante: el amor a Dios por sobre todas las cosas.
ResponderBorrarNos alegramos que te haya gustado. Bendiciones!
Borrar